El debate en la defensa de los animales: ¿bienestarismo o abolicionismo?

La defensa de los animales no tiene criterios unificados. Bienestarismo y abolicionismo se enfrentan a la hora de actuar en su defensa.

El debate en la defensa de los animales: ¿bienestarismo o abolicionismo?
Las marchas contra el maltrato son parte del movimiento de la defensa de los animales. (Foto: mapuexpress.org)

Como sucede con muchos movimientos sociales, el movimiento animalista también tiene distintos enfoques desde donde pararse para defender a los animales. Hoy hablaremos del principal debate que se genera: el bienestarismo versus el abolicionismo.

El movimiento animalista ha tenido un fuerte crecimiento en sectores académicos, mediáticos y de la sociedad civil a partir de 1960. Fue por ese entonces que comenzaron a publicarse distintas obras que generaron fuertes debates sociales.

Además, el creciente movimiento de los derechos animales tuvo un rol fundamental en la creación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales en 1977. El documento declara que todos los animales tienen derecho a ser respetados, cuidados y protegidos. Y que las personas, por ser también especie animal, no pueden «atribuirse del derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos».

Por esos mismos años comienza a hablarse de especismo, que se define como la creencia de que el ser humano es superior al resto de los animales y, por tanto, puede utilizarlos en su propio beneficio. Esta es la principal crítica de los defensores de los animales hacia el sistema que los explota.

Rápidamente, el término «antiespecismo» es adoptado por movimientos como el feminismo y el antirracismo, entrecruzando demandas basadas en los criterios de igualdad y equidad.

El bienestarismo en el movimiento animalista

Ahora bien, como ya señalamos, dentro del movimiento animalista existen distintas posturas, y el bienestarismo y el abolicionismo son dos polos enfrentados.

Como lo indica su nombre, la base del bienestarismo es el bienestar de los animales. Esto significa que los humanos deben asegurarles buenas condiciones de salud, alimento, comodidad y buen trato.

Para esta corriente, los humanos pueden seguir utilizando a los animales (para producir alimentos, por ejemplo), pero de una manera que asegure el menor sufrimiento posible.

En línea con esta postura de defensa de los animales se encuentran los zoológicos con jaulas más grandes, las gallinas ponedoras “libres”, granjas con animales pastando o la conservación de especies en peligro de extinción en los zoológicos, entre otros ejemplos.

Gallinas ponedoras
Un ejemplo de bienestarismo: gallinas ponedoras pastando. (Foto: Will H McMahan – Unsplash)

Desde esta perspectiva, no se cuestiona el uso de los animales, sino que se persigue el mejoramiento de las condiciones en las que se los utilizará, asegurando que los animales vivan un poco mejor.

Para algunos, el bienestarismo significa un avance en la defensa de los animales porque, a lo largo de la historia, se redujo el trato a los animales como meros objetos. Mejorar el trato hacia los animales sería, en cierto modo, una manera de reconocer que son seres sintientes, que sufren y padecen la explotación.

El abolicionismo, la respuesta al bienestarismo

En la vereda opuesta se encuentra el abolicionismo. Uno de sus principales referentes, el autor Gary Francione, critica al bienestarismo por seguir considerando a los animales como propiedad de los humanos.

Así, pese a que se intenten mejorar las condiciones de vida de los animales, estos siguen siendo explotados para alimentar, vestir o entretener a los humanos. Es decir que, a pesar de defender los derechos de los animales, los bienestaristas siguen siendo especistas.

Los abolicionistas, en cambio, pregonan el antiespecismo. Consideran que los animales no existen para servir a los humanos, sino que son dueños de sus propias vidas. El especismo se compara con el racismo y el sexismo porque tienen la misma base: el considerar que hay una raza, género o especie superior que puede dominar a otra que considera inferior.

El especismo considera a los animales especies inferiores. (Foto: Fabian Burghardt – Unsplash)

Las críticas del abolicionismo apuntan a que los humanos se preocupan por algunos animales (por ejemplo, los domesticados), pero usan y matan a otros. Para Francione, mientras los animales sean propiedades, sus intereses no podrán ser valorados, al igual que no se valoraban los intereses de los esclavos en tiempo de esclavitud.

El abolicionismo les da un valor moral a los animales y sostiene no deberían servir a los humanos. Si esto se pudo aplicar para condenar la esclavitud, debería ser igual para los animales no humanos.

Lucha animalista
Lucha animalista: evolución de sus términos (Fuente: Ecocultura.com)

La capacidad de sentir de los animales

La sintiencia de los animales, es decir, su capacidad de sentir, sufrir y tener emociones como dolor, angustia y placer, es lo que ha llevado a reconocerles cada vez más derechos.

Los enfoques bienestaristas reconocen la sintiencia animal y pregonan minimizar su sufrimiento. Para los abolicionistas, en tanto, los animales deben ser considerados como seres sintientes desde una posición moral y, por tanto, deben dejar de ser usados para fines humanos.

El abolicionismo es la base del veganismo, una elección de vida basada en el respeto y reconocimiento moral de la vida de los animales. No se ajusta a una dieta alimentaria, como suele suponerse, sino a dejar de consumir cualquier producto, servicio o entretenimiento que provenga del uso de los animales.

Por el principio de sintiencia, en el veganismo se consumen plantas y no animales. Pero,  también, porque los animales tienen un sistema nervioso central que los diferencia de los vegetales.

Sin duda, los debates continuarán y girarán en torno a preguntas como: ¿usamos a los animales o podemos prescindir de ellos y dejarlos vivir sus vidas?

Y tú, ¿en que lugar te colocas?

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