A no desesperarse si se nos pudren las frutas y verduras por el calor. Vamos a descubrir cómo rescatarlas.
Parece que al fin esta temporada de verano no tiene ninguna intención de marcharse y superó su título de “pasajera”. Las olas de calor sin previo aviso, temperaturas que superan los 35°C y la sudoración hasta cuando nos bañamos están siendo la compañía de días especialmente difíciles. Pero las dificultades del calor no sólo atentan contra nosotros.
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Las frutas y verduras son víctimas letales de este calor insoportable. De seguro lo has notado cada vez que abres la nevera, o vas a tu despensa y esos productos frescos que compraste –quizás el día anterior- piden piedad y se pudren sin compasión. Ni hablar si para hacer esas compras cargaste unos 20 euros en combustible: tragedia por partida doble. Pero, aun así, a no desesperarse: vamos a descubrir como rescatarlas.
Salvando nuestras frutas y verduras
Lo primero que tenemos que hacer para evitar que nuestras frutas y verduras se pudran prematuramente es limitar las compras: no compres en grandes cantidades sino para un par de días. De ese modo evitarás que se estropeen y termines tirando. Por este calor, la cuarta parte de lo que se cosecha es desperdiciado.
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En segundo lugar, en el momento de la compra hay que saber elegir las frutas. Intenta seleccionar aquellas que no estén maduras y presta especial atención a las etiquetas: asegúrate de que el producto no haya viajado demasiado terreno, pues eso hará que se pudra antes.
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Enfócate en frutas y verduras de temporada. Durante estos períodos, la maduración es más lenta y resisten más –pues están desarrolladas para esos climas y esas temperaturas-. El melón o la sandía son buenos ejemplos de ello.
Para concluir, guarda tu fruta y verdura, como calabacines y duraznos, tumbados boca abajo para evitar que se lastimen y se terminen arruinando más rápido.