Los cambios para tu organismo serán numerosos, sólo comiendo uno al día. Pero vayamos a ver cuáles son las características de esta pequeña fruta. Estás en el lugar correcto si tienes pasión por este manjar veraniego.
Ya no es ninguna novedad que la fruta hace bien y debe integrarse en cualquier dieta sana y correcta. Y con la fruta veraniega no hay que hacer siquiera esfuerzo. La fruta de temporada es de los aspectos más positivos del verano.
Claro que podrías vivir de sandía, melón y fresas durante esos 3 meses, pero puedes agregar los damascos -o albaricoques-, que son ricos en nutrientes, vitaminas A y C y minerales como el potasio, fósforo, yodo, calcio y hierro. En fin, si te gustan, son buenísimos y son un verdadero manjar veraniego. Vamos a descubrir las características de esta pequeña fruta redonda y naranja.
Un damasco y muchos beneficios
Habiendo mencionado sus bondades, veamos los beneficios. Los ojos serán más saludables con las vitaminas, como la A que previene la ceguera nocturna. La vitamina E protege los radicales libres.
La piel resplandecerá con los albaricoques, dado su contenido antioxidante que protege la piel de la luz solar y contaminación ambiental. Además, la vitamina C ayuda a la generación de colágeno brindando elasticidad. El estrés oxidativo del hígado también es prevenido por los mismos antioxidantes.
También son excelentes para la digestión y los intestinos, ya que retrasan la digestión y mejoran la salud del sistema, previniendo la obesidad. La hinchazón abdominal, un trastorno muy molesto que puede llegar a durar hasta 3 días, también es prevenido por los damascos.
Las frutas de verano, generalmente, se componen por mucha cantidad de agua. Claramente el cuerpo se ve favorecido por esto, pues se facilita la hidratación que nunca es suficiente. Su contenido de potasio es perfecto para los nervios, contracciones musculares y el equilibrado de líquidos. Gracias al potasio, la presión arterial se mantiene fuera de riesgo de hipertensión y accidentes cerebrovasculares.
