Rewilding, el nuevo método para recuperar los ecosistemas perdidos

Del término inglés «rewilding», la resilvestrización o renaturalización es una nueva manera de recuperar espacios naturales perdidos. ¿Cuáles son los pros y contras de este método de restauración de ecosistemas?

Oder Delta, un ejemplo de rewilding
Oder Delta, un ejemplo de rewilding en Alemania y Polonia. (Foto: rewildingeurope.com)

El avance de los territorios ocupados por los humanos, el cambio climático, la degradación de tierras por la ganadería y agricultura intensiva son algunos de los factores que golpean fuertemente a la naturaleza.

La preocupación por la pérdida de los ecosistemas es tal que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el periodo 2021-2030 como el Decenio para la Restauración de Ecosistemas.

El fin es restaurar millones de hectáreas terrestres y marinas degradadas para luchar contra el cambio climático y mejorar la seguridad alimentaria, el suministro del agua y la biodiversidad.

En este contexto, el método de rewilding aparece como una nueva manera de resilvestrar los espacios medioambientales naturales que han sido perdidos.

¿En qué consiste el método de rewilding?

Se trata de recuperar tierras abandonadas por poblaciones rurales que se han dirigido a los grandes centros urbanos. En estas tierras se crean nuevos ecosistemas que pueden regenerarse y sostenerse por sí solos. Es decir, se intenta regresar a un presunto estado lo más próximo al original, previo a la intervención del ser humano.

Esta es la idea central que sostiene una publicación de la revista Science, desarrollada por un equipo internacional. Según los autores, lo más importante es analizar el ecosistema en su conjunto, sus funciones y perturbaciones. De esta manera, se podrán restaurar los procesos naturales que han sido interrumpidos.

ecoturismo
El ecoturismo es una de las ventajas que trae el rewilding. (Foto: rewildingeurope.com)

Además, se deben evaluar las zonas donde se va a reconstruir y lograr alianzas con las poblaciones locales y los dueños de las tierras para llevar a cabo los proyectos.

Ainara Cortés-Avizanda, una de las autoras, sostiene que mantener reservas limitadas a un área y dependientes del cuidado de los humanos no alcanza. Lo que intenta este nuevo método es que la naturaleza se recupere poco a poco.

La metodología puesta en práctica: Rewilding Europe

Rewilding Europe es una organización sin fines de lucro que viene desarrollando esta filosofía desde el año 2011. Y sostiene que para el 2030 el abandono de tierras afectará a 300.000 kilómetros cuadrados de tierra.

Ante este panorama, la renaturalización permitirá conservar grandes ecosistemas y con ellos, se asegurará la vuelta de especies.

Además, permitirá la aparición de economías basadas en la naturaleza, como el ecoturismo. Y ayudará a combatir el cambio climático, por la creación de nuevos entornos generadores de carbono.

La organización ha puesto en marcha varios proyectos, siendo uno de los más exitosos el Oder Delta, un área de 250.000 hectáreas ubicada en el límite Polonia y Alemania. Aquí han logrado reestablecer con éxito ecosistemas terrestres, marinos y de agua dulce.

Además, pudieron insertar siete especies de animales: el águila de cola blanca, el bisonte europeo, el castor, el alce, el lobo, el esturión del Atlántico y la foca gris.

No todo es optimismo

Algunos científicos son pesimistas respecto a la viabilidad del rewilding como una manera de restaurar ecosistemas. Uno de ellos es el macroecólogo David Nogués Bravo, de la Universidad de Copenhague, quien sostiene que aún no es una disciplina científica.

Su principal crítica es que cuando se reintroduce una especie a un nuevo hábitat no se hace un monitoreo el tiempo necesario para saber si han logrado reproducirse efectivamente o si tienen impactos positivos en los ecosistemas.

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Es fundamental realizar un seguimiento adecuado de las especies reinsertadas. (Foto: Marco Secchi – Unsplash)

Bravo toma de ejemplo casos en donde se han reinsertado especies a hábitats con similares condiciones climáticas y geográficas, pero éstas no han logrado prosperar y han muerto.

Factores como el cambio climático u otros desconocidos condicionan la previsión del éxito de un nuevo ecosistema.

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